Cuba Excluida de Bases de Datos de Investigación Médica de EE.UU.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) prohibieron la semana pasada a los científicos de seis “países preocupantes” el acceso a 21 bases de datos biomédicas, una vasta red de recursos sanitarios vitales relacionados con toda una serie de enfermedades, desde el Alzheimer hasta el cáncer. La prohibición afecta a Cuba, China, Rusia, Irán, Venezuela y Corea del Norte.
La medida se deriva de una norma de la administración Biden para impedir el acceso a datos “sensibles” de Estados Unidos a países que “plantean un riesgo significativo” de utilizar esos datos “en detrimento de la seguridad nacional de Estados Unidos”.
No existe evidencia creíble de que Cuba suponga una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, incluyendo en los campos que cubren las bases de datos.
Sin embargo, este tipo de afirmaciones infundadas por parte de funcionarios estadounidenses no son algo nuevo.
En 2002, el entonces subsecretario de Estado, John Bolton, acusó a Cuba de desarrollar armas biológicas, en la misma época que afirmaba que Irak tenía armas de destrucción masiva. Ambas afirmaciones eran falsas.
Sin embargo, existen pruebas que relacionan al gobierno estadounidense con el uso de armas biológicas contra Cuba. En 1962, funcionarios estadounidenses discutieron el uso de agentes biológicos o químicos para sabotear cultivos cubanos. En 1975, el comité Church del senado estadounidense reveló planes de la CIA de utilizar agentes biológicos para asesinar a Fidel Castro. Y un reportaje de Newsday presentó evidencias de que operativos respaldados por la CIA vinculados a terroristas anticastristas introdujeron el virus de la peste porcina africana en Cuba en 1971, provocando un brote que obligó a sacrificar 500.000 cerdos.
Después de que diplomáticos y operativos de la CIA trabajando en La Habana denunciaran una serie de incidentes de salud en 2016, el entonces senador Marco Rubio y otros políticos estadounidenses acusaron a Cuba de “ataques” al personal estadounidense. Pero desde entonces, múltiples investigaciones de las autoridades científicas y de seguridad estadounidenses no han encontrado pruebas de ataques, y mucho menos pruebas que vinculen a Cuba – o a cualquier otro país – con los incidentes.
Vea el Episodio 4 de nuestra serie documental La Guerra contra Cuba, donde examinamos más de cerca el “Síndrome de La Habana”.
La restricción de acceso a bases de datos biomédicas estadounidenses erige una nueva barrera a la colaboración científica y médica entre Estados Unidos y Cuba, asfixiada desde hace tiempo por las sanciones estadounidenses. Los científicos de ambos países tuvieron un acercamiento durante la apertura de Obama, solo para ser separados nuevamente por las administraciones de Trump y Biden. Lee nuestro artículo sobre la historia reciente de la colaboración científica entre Estados Unidos y Cuba AQUÍ.
También puede ver nuestra reciente ENTREVISTA con el científico nacido en Estados Unidos y director del Centro de Neurociencia de Cuba Mitchell Valdés-Sosa, quien argumenta que Estados Unidos está “tratando de destruir” la ciencia cubana