En la ofensiva de Trump contra los inmigrantes, madre cubana es separada de su hija lactante
Por Eileen Sosin
Mayo 7, 2025
Heidy Sánchez vivió cinco años en Florida tras emigrar de Cuba. Trabajaba en Tampa como auxiliar de enfermería, pagaba sus impuestos y no tenía antecedentes penales. Nada de esto impediría que su mundo se hiciera pedazos. El 22 de abril, Heidy fue detenida mientras acudía a un control de rutina en las oficinas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Tampa. La separaron de Kailyn, su hija de 17 meses nacida en Estados Unidos, a la que todavía estaba amamantando.
“Mi esposo dice que oyó mis gritos desde el otro lado de la puerta. ‘Por favor, no se la lleven. Por favor’”, contó Heidy con la voz quebrada. Dos días después, Heidy fue deportada.
La separación fue brusca. No le permitieron empacar ropa ni otras pertenencias ni despedirse de su familia. Su bolso se quedó en el auto de su esposo. Dos semanas después, Heidy está en Cuba, con la añoranza desesperada de reunirse de algún modo con su hija. “Mi vida está allá, en Tampa”, dice. “Yo respiro por esa niña en Tampa. Aquí no tengo nada”.
“ELLA ERA MI MILAGRO”
Kailyn es la única hija de Heidy. Ella y su esposo Carlos se sometieron a largos tratamientos de fertilidad para concebir a Kailyn. “Ella era mi milagro”, dijo Heidy entre lágrimas. “Fue una niña muy deseada, muy deseada”. Heidy y Kailyn eran inseparables.
“Me levantaba cada día para cuidar de mi niña”, relata Heidy. “Me esperaba para darle el pecho, bañarla, cuidarla. Toda mi atención se centraba en ella”.
Heidy dice que desde que fue deportada, a su marido le cuesta trabajo que Kailyn coma. Kailyn la busca por toda la casa, le coge los zapatos y no para de preguntar dónde está su madre. “Está despierta hasta altas horas de la noche”, dice. “He tenido que grabarme cantando canciones para que se duerma”.
Heidy describe a Kailyn como una niña activa, feliz y juguetona. Sin embargo, está en tratamiento por ataques epilépticos. “Ayer mismo le hicieron un escáner y yo no estaba allí”, relató Heidy. “Dicen que gritaba: ‘¡Mamá, mamá, mamá!’, para que la defendiera, la aguantara, la apoyara”.
FAMILIAS DESTROZADAS
Muchas familias inmigrantes han sido destrozadas por la política de deportación de la administración Trump. Sus funcionarios han dicho que los inmigrantes detenidos pueden decidir si se llevan a sus hijos nacidos en Estados Unidos cuando son deportados. “Depende de su familia decidir a dónde van los niños”, dijo recientemente el secretario de Estado Marco Rubio a NBC.
Pero Heidy dijo que no le dieron opción: “El oficial [de ICE] vio mi teléfono, que tenía una foto de mi hija, su padre y yo. Me dijo: ‘Ah, tiene una foto de familia. Llama al padre y que venga a buscarla’”.
Heidy no es la única inmigrante que ha sido separada involuntariamente de sus hijos desde que Trump asumió el cargo. “Hay una madre venezolana que fue deportada a Venezuela y la niña se quedó aquí en un centro de acogida”, dijo Claudia Cañizares, abogada de Heidy. “De hecho, en el mismo vuelo de Heidy estaba otro de nuestros clientes que es padre. Era el principal sustento de su familia y fue deportado a Cuba”.
Heidy emigró a Estados Unidos en 2019 a través de un programa estadounidense que implicaba que ella esperara en México, cerca de la frontera con Texas, antes de ser citada a Estados Unidos para una audiencia en la corte de inmigración. Ella afirma que no pudo asistir a la audiencia porque temía por su vida.
“Secuestraban a la gente [que intentaba cruzar la frontera], les robaban los documentos y los perdían”, dijo Cañizares. “Seguíamos suplicando que se cancelara el programa por este motivo, porque la gente no podía presentarse a las audiencias. Heidy era una de esas personas”.
Cuando Heidy finalmente pudo cruzar la frontera, fue detenida. Pasó nueve meses en centros de detención antes de ser puesta en libertad. Se le permitió permanecer en Estados Unidos siempre y cuando acudiera a controles periódicos en las oficinas de ICE. “Me daban cita para otra fecha, dentro de seis meses, o un año, y todo seguía igual”, explicó. “Podía seguir con mi vida normal e ir a mis citas con ICE; y eso es lo que hacía”.
Heidy dice que se inquietó después de la elección de Trump. “Cuando él dijo que iba a hacer deportaciones masivas, siempre te tensas un poco, y dices: ‘wow, yo podría estar en esa lista, podría pasarme a mí’, comentó. “Siempre tuvimos miedo de que pudiera pasar. Y pasó”.
LOS CUBANOS YA NO SON LA EXCEPCIÓN
Durante su primer mandato, Trump adoptó una política de “tolerancia cero” hacia los inmigrantes indocumentados, la cual causó la separación de niños y sus padres en la frontera estadounidense.
Los inmigrantes cubanos, quienes durante mucho tiempo han disfrutado de un estatus relativamente privilegiado en comparación con las personas procedentes de otros países, quedaron en gran medida exentos de las medidas de Trump. Eso puede estar cambiando.
Heidy fue una de los 82 cubanos deportados que llegaron esposados a La Habana el mes pasado. Otros inmigrantes cubanos afirman haber sido detenidos mientras asistían a chequeos de rutina en las oficinas de ICE.
Cañizares dijo que espera que el caso de Heidy cree más conciencia sobre el sufrimiento causado por las políticas migratorias de la administración Trump. “Queremos que el público se vuelque para crear conciencia sobre lo que está pasando actualmente en Estados Unidos”, dijo.
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