Sistema de salud cubano puesto a prueba por una epidemia y las sanciones
Diciembre 18, 2025
El sistema de salud universal y gratuita de Cuba ha sido durante mucho tiempo elogiado como un ejemplo de lo que es posible para los países del Sur Global. Sin embargo, en los últimos años, Cuba ha sido devastada por las sanciones de Estados Unidos, y una epidemia de arbovirus (transmitido por mosquitos) ha puesto a prueba su otrora prestigioso sistema de salud.
Realizamos un análisis profundo de esta reciente crisis sanitaria, que se ha visto agravada por la escasez de combustible, medicamentos y equipos. Entrevistas con pacientes, sus familiares y médicos muestran cómo un sistema de salud pública diseñado para ofrecer atención preventiva se ha visto forzado a pasar a un modo de gestión de crisis.
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Desde octubre, el Hospital Pediátrico del Cerro se ha visto desbordado por pacientes enfermos de chikunguña y dengue.
“Todo nuestro barrio lo tiene”, afirma Nayarit Fraga, madre de una niña de un año que está siendo atendida en el hospital por el virus. “Ahora está mejor, pero estuvo en terapia porque cogió líquido en los pulmones y el abdomen”.
El Ministerio de Salud Pública de Cuba ha declarado una epidemia y estima que un tercio de la población ha contraído algún arbovirus, los cuales comenzaron a propagarse por la isla en julio.
La mayoría de los casos son de chikunguña, que provoca fiebre, dolores de cabeza, dolor ocular, debilidad y, sobre todo, dolor en las articulaciones. Los síntomas similares a la artritis pueden persistir durante meses.
Cuba no es ajena a los virus transmitidos por mosquitos. El epidemiólogo cubano Carlos Juan Finlay descubrió en la década de 1880 que el mosquito Aedes Aegypti transmitía la fiebre amarilla. Esa misma especie hoy también transmite el dengue, el chikunguña y el zika.
El sistema de salud pública cubano está diseñado para detener las epidemias desde sus inicios. Sin embargo, la isla enfrenta ahora su peor brote de arbovirus en décadas, ya que el endurecimiento de las sanciones estadounidenses ha empujado al sistema de salud de la atención preventiva a la gestión de crisis.
Un sistema probado, socavado por la escasez
Durante la década de 2010, el personal de salud visitaba casa por casa en todos los barrios, fumigando y eliminando el agua estancada. El Ministerio de Salud Pública intensificaba estos esfuerzos en respuesta al aumento de los casos.
La doctora Samira Addrey, quien es de Estados Unidos pero estudió medicina en Cuba en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) entre 2012 y 2020 fue parte de sondeos nacionales ante el aumento de casos de zika y dengue. (Vea una entrevista con la Dra. Addrey sobre su experiencia estudiando en Cuba).
“Nunca había visto este nivel de organización intencional y voluntad política para manejar brotes hasta que fui a Cuba”, afirma la Dra. Addrey. “Este es un sistema bien diseñado que aborda los virus de manera integral… y funciona”.
Pero mucho ha cambiado desde que la Dra. Addrey concluyó sus estudios. Las autoridades señalan el deterioro de los equipos médicos y la falta de personal como factores que están obstaculizando los esfuerzos de fumigación y las visitas casa por casa. La recogida de basura, que elimina los criaderos de mosquitos, se ha vuelto poco frecuente. La grave crisis económica del país ha dejado a un sistema de salud que antes era sólido luchando por conseguir medicamentos, suministros básicos y personal.
“Cuba no carece de conocimiento ni de voluntad para tratar el virus”, afirma la Dra. Addrey. “Carece de recursos. Y la razón son las sanciones de Estados Unidos”.
Ayudando a los mosquitos, no a las personas
Las sanciones estadounidenses han estado en vigor durante más de seis décadas, pero en 2019 la primera administración de Trump comenzó a implementar una serie de sanciones localizadas de “máxima presión” que han devastado aún más la economía y los recursos del sistema de salud de la isla.
Durante una visita reciente a Cuba, Alena Douhan, relatora especial de la ONU sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales, afirmó que las sanciones de Estados Unidos han causado una “inaccesibilidad generalizada” a medicamentos, equipos y materias primas.
Los economistas afirman que las sanciones estadounidenses le cuestan a la isla miles de millones de dólares cada año y disuaden a empresas extranjeras de vender a Cuba combustible, medicamentos, piezas de repuesto y maquinaria.
La crisis económica ha impulsado la mayor ola migratoria de la historia del país. Más de un millón de personas han migrado en los últimos cinco años, incluidos miles de profesionales de la salud.
La situación ha sido particularmente grave desde 2021, cuando Trump volvió a incluir a Cuba en la lista del gobierno estadounidense de “Estados patrocinadores del terrorismo” durante los últimos días de su primer mandato, cortando a la isla del comercio, la banca y la inversión internacionales.
El Ministerio de Salud Pública solía suministrar casi todos los medicamentos del país, produciendo la mayoría de ellos a nivel nacional. Ahora, las farmacias y hospitales carecen de más de dos tercios de los medicamentos que necesitan sus pacientes.
En la última década, los indicadores de salud de Cuba que alcanzaban niveles propios del primer mundo, se han desplomado. La tasa de mortalidad infantil, por ejemplo, se ha duplicado entre 2016 y 2025.
“No necesitamos tener barcos estadounidenses bloqueando nuestros puertos”, declaró el Dr. Mitchell Valdés-Sosa, director del Centro de Neurociencias de Cuba, en el documental que produjimos para Al Jazeera, Health Under Sanction. “Con ahuyentar a los proveedores y asfixiarnos a través de los bancos, es suficiente para producir los resultados de un bloqueo”.
La epidemia en cifras
En los primeros meses del brote, el Ministerio de Salud Pública difundió relativamente poca información y no reportó muertes, un retraso que generó críticas por parte de algunos cubanos, especialmente en las redes sociales.
Ante el aumento de los casos y la creciente preocupación pública, las autoridades sanitarias comenzaron a emitir reportes diarios en televisión a partir del 19 de noviembre y empezaron a informar regularmente sobre fallecimientos a inicios de este mes. Hasta el momento, Cuba ha reportado 47 muertes por chikunguña y dengue, la mayoría de ellos niños.
Para la semana del 8 al 14 de diciembre, el Ministerio de Salud confirmó más de 21.000 casos de “síndrome febril inespecífico”, el diagnóstico que las autoridades están asignando a pacientes con síntomas que podrían estar relacionados con alguno de los virus. Las autoridades sospechan que la cifra real es mayor, ya que muchas personas permanecen en casa y optan por no buscar atención médica cuando están enfermas.
Se sospecha que la gran mayoría de los casos de virus corresponden a chikunguña, pero los diagnósticos se basan en síntomas y no en pruebas, debido a que no hay suficientes pruebas PCR.
“Inesperada”, fue como el virólogo cubano Osvaldo Castro caracterizó la epidemia, atribuyéndola a la falta de inmunidad de la población (esta es la primera epidemia de chikunguña en Cuba). También señaló que, en comparación con el dengue, el chikunguña es más sintomático, con nueve de cada diez pacientes presentando síntomas. La mayoría de las personas que contraen dengue, por ejemplo, no desarrollan síntomas.
El Chikunguña se ha vuelto más común en todo el mundo durante la última década, especialmente en América Latina. Aunque la enfermedad tiene una baja tasa de mortalidad, pueden ocurrir complicaciones graves. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que muchos países enfrentan desafíos para identificar brotes de manera proactiva. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mayoría de los países del hemisferio han reportado casos de chikunguña este año, pero solo Brasil, Bolivia y Cuba han reportado muertes.
Combatir una epidemia mientras los recursos disminuyen
Los científicos de la isla están probando varios medicamentos desarrollados en Cuba para evaluar su eficacia en el tratamiento del dengue y el chikunguña. Cuba cuenta con una de las industrias biotecnológicas más avanzadas del Sur Global y fue el único país de América Latina en desarrollar sus propias vacunas contra la COVID-19, a pesar de que las sanciones estadounidenses obstaculizaron su desarrollo y producción.
Desde noviembre se han realizado algunas fumigaciones focalizadas en las zonas donde el brote es más grave, pero Cuba no ha podido reactivar la fumigación sistemática debido a la falta de combustible.
“Antes fumigaban con más frecuencia, pero el país enfrenta una crisis de combustible”, afirmó un residente de La Habana.
La escasez de combustible en Cuba podría empeorar. El martes, Donald Trump anunció “un bloqueo total y completo de todos los petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela”. Cuba depende de Venezuela para aproximadamente 30.000 barriles de petróleo diarios.
Las autoridades esperan que los casos disminuyan este mes a medida que bajen las temperaturas. Los casos semanales han disminuido en más de la mitad desde mediados de Noviembre.
El Ministerio de Salud está instruyendo a las personas con síntomas a buscar atención médica. Hasta hace poco, los cubanos acudían a su médico de familia o a un especialista ante el más mínimo dolor o molestia. Pero en medio de las sanciones estadounidenses, que han provocado escasez de medicamentos y una emigración masiva de trabajadores de la salud, muchas personas enfermas ahora optan por quedarse en casa.
“Los médicos cubanos están haciendo todo lo que pueden”, afirma la Dra. Addrey. “Su lucha no es solo contra el virus, sino contra una política [de Estados Unidos] diseñada para hacer permanente la crisis”.