Jugando Sucio: La guerra de Rubio contra los atletas cubanos

Por Dariel Pradas y Reed Lindsay

Septiembre 11, 2025

LA HABANA, Cuba – Cuba ha sido durante décadas una potencia internacional en deportes como el béisbol y el boxeo. El baloncesto, en cambio, ha quedado en un segundo plano.

Pero el 25 de febrero de 2024, la selección nacional de baloncesto de Cuba hizo lo impensable: derrotó a Estados Unidos 81-67 frente a una multitud eufórica en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana.

“Fue mágico: todo el público de pie, gritando ‘¡Cuba, Cuba!’”, recordó Michel Espinosa, un base de 1,96 metros de altura del equipo cubano. “Esa alegría nunca la habíamos sentido después de ganar un partido. Ha sido mi mejor experiencia como jugador”.

No ha habido revancha. Un año después de esa victoria histórica (la única otra vez que Cuba le había ganado a EE.UU. en baloncesto fue 53 años antes en los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia), Espinosa y sus compañeros no pudieron competir. No por lesiones ni por bajo rendimiento, sino por la política.

En febrero, el equipo canceló su viaje a Puerto Rico para la AmeriCup 2025 porque a 14 de los 17 jugadores y entrenadores se les negó la visa estadounidense o no recibieron respuesta a tiempo.

Cuba perdió por no presentación, desechando la oportunidad de competir en el principal torneo internacional de baloncesto en América, que organiza cada cuatro años la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA).

“Íbamos a hacer algo grande para nosotros y el pueblo de Cuba”, lamentó Espinosa. “Que todo acabara por problemas de visado, era algo injusto ”.

El baloncesto cubano no es el único afectado. Desde tenis de mesa hasta voleibol y sóftbol femenino, todos los equipos cubanos que han solicitado visas estadounidenses han sido bloqueados para competir en EE.UU. y Puerto Rico desde que Donald Trump inició su segundo mandato, según Gisleidy Sosa, directora de relaciones internacionales del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

Este aparente hostigamiento contra los atletas cubanos está en sintonía con la política de Guerra Fría de la administración Trump hacia la isla, orquestada por el secretario de Estado Marco Rubio. En apariencia, la política tiene como objetivo castigar al gobierno cubano, pero sus consecuencias las siente más agudamente el pueblo cubano.

“Esto afecta a todos”, dijo Whitney James Marí, atacante de la selección femenina de voleibol que recientemente fue rechazada para una visa a Puerto Rico. “Cuando no nos permiten participar, afecta al equipo, a nuestros fanáticos, a nuestras familias”.

Niñas de 9 años en la mira

En lo que va de año, según Sosa, se han negado visas a 35 atletas, entrenadores y directivos deportivos cubanos, mientras que 32 solicitudes quedaron sin respuesta hasta pasada la fecha de las competencias. Algunos ejemplos:

  • En febrero, seis jugadores y entrenadores de tenis de mesa no pudieron asistir a la Copa Panamericana de la ITTF en California.

  • En marzo, 14 atletas fueron bloqueados de participar en el Campeonato Mundial  de Atletismo Masters Bajo Techo 2025, para competidores mayores de 35 años, en Gainesville, Florida.

  • En junio, a las 17 integrantes de la selección femenina de voleibol se les negó la oportunidad de competir en el Final Four de la Confederación NORCECA, celebrado en Manatí, Puerto Rico. La exclusión les impidió sumar puntos de clasificación para la Liga de Naciones de Voleibol, uno de los torneos más importantes de este deporte.

“Es frustrante porque te preparas mentalmente para el evento, sabiendo que tienes que dar lo mejor de ti y entrenar fuerte,” dijo James Marí. “Nadie quiere perderse una competencia sabiendo que tiene posibilidades reales de competir bien y ganar medalla”.

Las denegaciones de visa también afectan económicamente a los jugadores.

“En estos torneos asisten cazatalentos”, explicó Wilfredo Robinson, entrenador del equipo femenino de voleibol. “Las jugadoras que destacan pueden atraer la atención de equipos profesionales y conseguir contratos. Y ahora han perdido esa oportunidad”.

Los contratos con equipos extranjeros pueden ser un salvavidas económico para los atletas cubanos.

“No estamos pasando un buen momento en el país y el salario no alcanza para ayudar en nuestra casa”, dijo Espinosa. “Un contrato me ayudaría mucho por el lado económico, y a mi crecimiento como basquetbolista”.

Incluso cuando EE.UU. aprueba algunas visas, otras son rechazadas o ignoradas, lo que imposibilita la participación de los equipos.

En julio, la embajada estadounidense concedió visas a 14 jugadoras del equipo femenino infantil de sóftbol (de 9 y 10 años), pero no a los siete adultos del cuerpo técnico. El equipo debía competir en el torneo clasificatorio del Caribe para la Serie Mundial de Pequeñas Ligas en Puerto Rico. Como era de esperar, las niñas no pudieron viajar solas.

La Federación Cubana de Béisbol y Sóftbol calificó la decisión de “injusta y discriminatoria”, añadiendo que era cruel jugar con las expectativas de niñas.

Denegaciones de visas “sin precedentes”

El rechazo de visas a atletas cubanos no es nuevo. Ya en 1966, EE.UU. negó inicialmente visas a los competidores cubanos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Juan, Puerto Rico. Finalmente se concedieron las visas, pero se les prohibió viajar en aviones o barcos cubanos.

Decididos a competir, la delegación cubana abordó el barco de carga Cerro Pelado, entrenando durante el viaje. A cinco millas de la costa, se trasladaron a embarcaciones puertorriqueñas y llegaron justo a tiempo para la ceremonia inaugural. Cuba terminó segunda en general, con 35 medallas de oro, justo detrás de los 38 de México.

Pero Sosa afirma que la prohibición de viajes de facto impuesta por Trump no tiene precedentes: “Nunca antes un presidente se había tomado tanta molestia con los deportistas cubanos. Sin embargo, Cuba no ha denegado una sola visa a un estadounidense para que venga a los eventos de aquí”.

El Departamento de Estado reconoció la solicitud de comentarios, pero no proporcionó una respuesta antes de la fecha límite.

Una represión más amplia

El impacto de la política estadounidense sobre el deporte cubano ha ido más allá de las visas.

La semana pasada, la Federación Cubana de Béisbol y Sóftbol reveló que no había podido presentar a las Grandes Ligas la lista de 50 jugadores de la selección nacional para el Clásico Mundial de Béisbol 2026, porque la administración Trump no autorizó la participación de Cuba. La Federación denunció la “política discriminatoria contra los jugadores cubanos”.

Las sanciones obligan a la MLB a solicitar una licencia a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, que suele consultar al Departamento de Estado antes de permitir que Cuba participe.

El caso aún podría resolverse. Algo similar ocurrió en 2023, cuando finalmente se aprobó la licencia a tiempo y Cuba llegó a semifinales en Miami. Sin embargo, jugadores y familiares fueron hostigados en el estadio y les lanzaron objetos, mientras la seguridad apenas intervenía.

Ahora, el clima político es aún más hostil, tanto en Miami como en Washington.

Mientras tanto, los terceros países también se enfrentan a la presión de Estados Unidos.

En junio de 2024, las Islas Caimán no se presentó a un partido de fútbol en Cuba por temor a que EE.UU. revocara a sus jugadores el privilegio de exención de visa.

En julio, el brasileño Hugo Calderano, campeón mundial de tenis de mesa, anunció que no competiría en Las Vegas porque le retiraron su exención de visa estadounidense tras haber viajado a Cuba en 2023 para el Campeonato Panamericano y las eliminatorias olímpicas.

La eliminación de los privilegios de exención de visa para ciudadanos de terceros países que visiten Cuba se oficializó durante el gobierno de Biden y se justificó como una consecuencia inevitable de la designación de Cuba por parte de Trump  en enero de 2021 como “Estado Patrocinador del Terrorismo”.

Existe consenso en la comunidad de inteligencia estadounidense de que Cuba no patrocina el terrorismo. La administración Biden finalmente decidió eliminar a Cuba de la lista en sus últimos días de mandato, alegando falta de “pruebas creíbles”. Sin embargo, Trump reafirmó la inclusión de Cuba en la lista negra de terroristas en su primer día como presidente.

¿Atletas terroristas?

El “terrorismo” también se ha citado como motivo para negar visas.

La carta de rechazo a la selección femenina de voleibol explicaba que era para “proteger a Estados Unidos de terroristas extranjeros y otras amenazas a la seguridad nacional”, en referencia a la prohibición de viaje de Trump anunciada en junio, que utilizó el mismo argumento para prohibir la entrada a estadounidenses de 12 países y restringir la entrada de ciudadanos de otros siete, incluida Cuba.

La prohibición incluye una excepción para atletas, miembros de equipos, entrenadores y sus familiares directos que viajen para la Copa del Mundo, los Juegos Olímpicos u otros eventos deportivos importantes. Sin embargo, las solicitudes de visa siguen sujetas al criterio del cónsul y, en última instancia, a la discreción de Marco Rubio.

En mayo de 2025, tres de los principales funcionarios olímpicos de Cuba —incluidos Roberto León Richards, presidente del Comité Olímpico Cubano— no recibieron visas para asistir a reuniones regionales de comités olímpicos en Miami y Puerto Rico.

“Esto amenaza la capacidad de nuestros equipos para participar en los Juegos de Los Ángeles 2028”, dijo Sosa. “Es una clara violación del Artículo 6 de la Carta Olímpica, que garantiza a todos los atletas el derecho a competir en igualdad de condiciones, sin discriminación por sexo, raza, creencias políticas o nacionalidad”.

Según Sosa, Cuba ha presentado quejas ante el Comité Olímpico Internacional, Panam Sports (organización que representa a los comités olímpicos nacionales del hemisferio occidental) y Centro Caribe Sports (federación regional que supervisa los Juegos Centroamericanos y del Caribe).

El último recurso de Cuba sería apelar ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo en Suiza, que resuelve disputas deportivas internacionales.

“Supuestamente, las Olimpíadas son un movimiento de fraternidad, solidaridad y hermandad entre todos los atletas en el mundo”, dijo Sosa. “Eso nuestros atletas no lo han podido percibir en estos momentos”.

Las sanciones estrangulan al deporte cubano

Las denegaciones de visas son otro golpe más para los atletas cubanos, que ya enfrentan condiciones cada vez más precarias.

El embargo estadounidense impide a Cuba comprar equipos, ropa o calzado directamente a fabricantes de EE.UU., obligando a adquirirlos en terceros países, lo que puede aumentar los costos en más de un 50%, según el INDER. También se han bloqueado donaciones de material deportivo provenientes de Estados Unidos.

Y desde 2014, Cuba no ha podido cobrar los derechos de transmisión de competencias internacionales, según Oliet Rodríguez, presidente de la Asociación Cubana de Fútbol.

La isla también ha sido impedida de recibir premios económicos. 

Cuba tuvo que renunciar a las ganancias por su segundo lugar en el Clásico Mundial de Béisbol 2006 debido a las sanciones estadounidenses. Además, aún no ha recibido los premios obtenidos en los World Athletics Relays en Polonia en mayo de 2021 ni en los Campeonatos Mundiales de Atletismo en Hungría en agosto de 2023, según el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Según Sosa, los jugadores cubanos pudieron recibir compensación por competir en el Clásico Mundial de Béisbol 2023, pero los entrenadores no.

El impacto financiero de las sanciones estadounidenses sobre el deporte cubano —incluyendo premios bloqueados y el aumento del costo de los equipos en terceros países— superó los 4 millones de dólares en 2024, según Sosa.

“No es una suma enorme, pero para un país bloqueado como el nuestro, ese dinero podría significar equipos deportivos, mejores condiciones para los atletas y la posibilidad de participar en eventos internacionales”, explicó.

El impacto indirecto de la política estadounidense podría ser aún mayor. Las sanciones de “máxima presión” han devastado la economía cubana, recortando presupuestos de salud, educación, cultura y deporte, y provocando un éxodo sin precedentes, que incluye a muchos de los atletas más talentosos de Cuba.

Los dirigentes deportivos cubanos esperan tiempos aún más difíciles.

“Las políticas del gobierno de EE.UU. seguirán endureciéndose, y eso seguirá limitando a Cuba, al deporte cubano y a nuestros atletas, que continúan entrenando pese a las restricciones económicas del país”, dijo Dalia Henry, funcionaria de la federación cubana de baloncesto.

A pesar de todo, Cuba sigue destacando en competiciones internacionales, cuando los atletas logran participar. En los Juegos Olímpicos de París 2024, Cuba ganó más medallas que cualquier otro país latinoamericano, excepto Brasil.

“Vamos a seguir luchando”, dijo Deziret Madan, jugadora de la selección femenina de voleibol. “Iremos a las competencias, cuando nos lo permitan, y daremos lo mejor de nosotros”.