Anticomunista de Miami Condenado como Agente Extranjero
Dale Bendler fue detenido por vender información clasificada. También mantiene vínculos controvertidos con destacados exiliados cubanoamericanos y ha impulsado el cambio de régimen en Cuba.
Por Lee Schlenker | Noviembre 26, 2025
Un ex jefe de estación de la CIA fue sentenciado a un año y un día en prisión federal el pasado jueves por vender información clasificada obtenida de bases de datos ultra secretas del gobierno de Estados Unidos a la élite gobernante de Angola.
Cuatro décadas después de haber sido enviado por la CIA para socavar la participación soviética y cubana en la guerra civil de Angola, el residente de Miami Dale Bendler fue capturado ofreciendo su acceso de seguridad a un prominente político angoleño sin haberse registrado como agente extranjero. Su condena ha sido noticia, pero la mayoría de los reportajes sobre las turbias actividades de Bendler no han dado a conocer sus estrechos lazos con la comunidad de exiliados cubanoamericanos de línea dura en el sur de la Florida.
Bendler fue "muy querido por los exiliados anticomunistas cubanos en Miami", incluso ayudando a la deserción del principal diplomático de Cuba en Irán. Mantuvo amistad con el infame agente de la CIA que orquestó el asesinato de Che Guevara y defendió la imposición de sanciones más estrictas contra Cuba en columnas de opinión y en televisión. Bendler también organizó eventos que contaron con la participación de legisladores cubanoamericanos, exfuncionarios del gobierno de Trump y operativos republicanos vinculados a la campaña presidencial de 2016 del ahora Secretario de Estado Marco Rubio.
No es el primer funcionario estadounidense con vínculos con exiliados cubanoamericanos que ha sido condenado por no registrarse como agente extranjero o acusado de mantener relaciones turbias con gobiernos extranjeros. El exsenador Bob Menéndez (D-NJ) fue declarado culpable en julio de 2024 por aceptar sobornos en nombre de los gobiernos de Catar y Egipto. Menos de seis meses después, otro cubanoamericano de línea dura, el exrepresentante David Rivera (R-FL) — un compañero de vivienda, amigo y aliado político del Secretario de Estado Marco Rubio— fue acusado de cabildear en nombre del empresario venezolano sancionado Raúl Gorrín sin registrar sus actividades ante el Departamento de Justicia.
Años antes, el fallecido representante cubanoamericano Lincoln Diaz-Balart (R-FL), quien consideraba la codificación del embargo estadounidense como uno de sus mayores logros, fue acusado de recibir una maleta llena de dinero de un legislador puertorriqueño imputado. La excongresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen (R-FL) —para quien Rubio trabajó como pasante a inicios de los años 90— presionó a favor de la venta de armas estadounidenses en nombre de los Emiratos Árabes Unidos, a pesar de haber criticado previamente a ese gobierno cuando ingresó por primera vez al Congreso.
Aunque Bendler es el funcionario estadounidense de mayor rango recientemente condenado bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA), su papel en los esfuerzos de la comunidad de inteligencia estadounidense para socavar al gobierno cubano ha pasado mayormente desapercibido.
Una lucrativa operación de influencia extranjera
Bendler, quien junto con las violaciones a FARA se declaró culpable en abril de mal manejo de materiales altamente clasificados, obtuvo casi 360.000 dólares de clientes privados mientras trabajaba como contratista de la CIA a tiempo completo. Consultaba bases de datos gubernamentales "como si fueran su Google personal", según Adam Berry, jefe adjunto interino de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia.
Los fiscales alegan que Bendler puso "el dinero antes que el país" al recibir 20.000 dólares mensuales entre julio de 2017 y septiembre de 2020 para "montar una campaña de relaciones públicas para refutar las acusaciones de malversación" contra el empresario suizo-angoleño Jean Claude Bastos de Morais, exadministrador del fondo soberano angoleño FSDEA.
Bastos fue acusado en los Paradise Papers de 2017 de invertir millones de dólares del fondo en cuatro compañías en las que tenía participación personal.
Según los documentos judiciales, Bendler también trabajó como subcontratista para la firma de cabildeo BGR Group en nombre del empresario libanés vinculado a Hezbollah Ibrahim Issaousi,quien maneja el Grupo Socimex, de la República Democrática del Congo. Issaousi supuestamente pagó a Bendler 10.000 dólares para intervenir a su favor frente a acusaciones de financiamiento al terrorismo y para ayudarlo a obtener una visa estadounidense. Otro cliente de Bendler fue el magnate venezolano Armando Capriles, quien en 2019 buscó la ayuda del exagente de la CIA para evitar sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro durante la primera administración Trump.
De Angola a El Salvador
El tráfico de influencias de Bendler es solo el último capítulo en una historia sombría con Angola que se remonta décadas.
En LinkedIn, Bendler afirmó el año pasado que la CIA lo había enviado a Angola hace 40 años para "complicar los esfuerzos soviéticos/cubanos" después de que Fidel Castro enviara decenas de miles de tropas para ayudar al gobierno angoleño a resistir la ofensiva militar sudafricana.
Antes de eso, Bendler dirigió operaciones paramilitares encubiertas en El Salvador para contrarrestar el apoyo de Cuba a la insurgencia del FMLN, que combatía contra un gobierno militar responsable de vastas atrocidades. Bendler estuvo en El Salvador al mismo tiempo que el infame terrorista anticastrista Luis Posada Carriles, quien participó “en el encubierto caso Irán-Contra… como intendente de los rebeldes” en la vecina Nicaragua.
Entre los allegados de Bendler en la comunidad de inteligencia se encuentran los condecorados operativos cubanoamericanos de la CIA Ric Prado y Félix Rodríguez, quien dio la orden de ejecutar a Che Guevara.
Incluso tras retirarse de una carrera de más de 30 años en la CIA —incluyendo cargos de jefe de estación en París y otras capitales europeas— los esfuerzos de Bendler por socavar al gobierno cubano continuaron, ahora de forma abierta.
La máquina de desinformación derechista de Miami
Hasta hace poco, Bendler aparecía regularmente como comentarista en el popular medio hispanohablante con sede en Miami América TeVé. En una aparición el año pasado, Bendler se reencontró en pantalla con el exjefe diplomático de Cuba en Irán, Héctor Aguililla, a quien ayudó a desertar hacia Estados Unidos en 1988.
Tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, Bendler afirmó en el medio que funcionarios de la embajada cubana en Beirut se habían reunido con una delegación de Hamás meses antes —prueba, según él, de la supuesta participación de Cuba en el patrocinio del terrorismo. Bendler no presentó evidencia sobre lo discutido o del resultado de dicha reunión, pero eso no impidió que Rubio y otros legisladores cubanoamericanos citaran la presunta relación Cuba-Hamás como una de las razones para mantener a la isla designada como estado patrocinador del terrorismo. Existe consenso en la comunidad de inteligencia estadounidense de que Cuba no patrocina el terrorismo.
Antes de las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2024, Bendler y el entonces director de operaciones de América TeVé, Miguel Cossío, publicaron una "carta abierta” a Trump en el Washington Times, solicitando al presidente imponer más sanciones a Cuba y a sus aliados.
En otro artículo de opinión, ambos alegaron que Cuba estaba interfiriendo en las elecciones estadounidenses, citando un informe de inteligencia de 2024 que afirmaba que La Habana “trabajó para construir relaciones con miembros de medios estadounidenses que mantenían opiniones negativas de [sus] críticos en el Congreso”. No se presentó evidencia alguna de que Cuba hubiera interferido realmente en las elecciones.
“Difundir noticias falsas no es una violación del juramento de secreto que deben asumir los oficiales de inteligencia retirados, pero sí es poco ético,” declaró Fulton Armstrong, exoficial nacional de inteligencia para América Latina. “Bendler pudo haber asumido que, dado que Estados Unidos gasta millones de dólares al año en generar narrativas —incluyendo noticias falsas— destinadas a denigrar al gobierno cubano, él también era libre de hacerlo.”
América TeVé, la cual ha sido plagada de escándalos y bancarrotas, es una auténtica máquina de desinformación, produciendo narrativas distorsionadas, recicladas y a menudo completamente falsas sobre Cuba. Bendler era solo una pieza más en esa maquinaria, trabajando junto a un elenco familiar de propagandistas derechistas
El estrecho asociado de Cossío es el prominente empresario y abogado cubanoamericano Marcell Felipe, considerado “una de las piezas clave detrás de la nominación” de la líder opositora venezolana María Corina Machado al Premio Nobel de la Paz de este año.
Felipe, quien también preside el Museo Americano de la Diáspora Cubana en Miami, ha apoyado durante mucho tiempo a políticos cubanoamericanos de línea dura, organizando el evento de lanzamiento en Florida de la campaña presidencial de Rubio en 2016 y financiando un anuncio televisivo pro-Rubio que alegaba que el entonces candidato Trump sería blando con Cuba si ganaba.
El año pasado, Cossío y Felipe participaron en la producción de un documental laudatorio sobre Bob Menéndez para América TeVé, con el fin de mejorar su imagen pública ante su juicio por corrupción.
Incluso después de la condena de Menéndez y antes de su sentencia, fue visto en una rara aparición pública en el museo de Felipe —donde Cossió es ahora uno de los ejecutivos principales— en un evento de alto perfil al que también asistió Bendler.
Pero desde la condena de Bendler, los sectores más duros de Miami no han sido tan indulgentes con él como lo fueron con Menéndez.
Una conferencia sobre "La guerra económica de China en América Latina" que Bendler organizaba en el museo de Felipe —y que contaba con la participación del representante cubanoamericano Carlos Giménez (R-FL), Carlos Díaz-Rosillo, funcionario de la Casa Blanca durante el primer mandato de Trump, y María Werlau, “Heroína del informe sobre la Trata de Personas" del Departamento de Estado,— fue cancelada, aparentemente para evitar que los participantes mantuvieran asociación con el exagente de la CIA.
“Los colegas de Bendler, tanto activos como retirados... en la Comunidad de Inteligencia, así como sus amigos, incluido el autor de este artículo... consideran sus acciones como una traición tanto a su país como a su confianza y amistad personal”, escribió Cossío.
Lee Schlenker es interno de investigación del programa Democratizing Foreign Policy del Quincy Institute for Responsible Statecraft y candidato a maestría en Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la Universidad de Georgetown.